lo sabes, madre naturaleza, diosa emperadora del mundo;
ya no quedan ni cenizas ni leyendas de tus reinados.
solo sueños sobre la armonía que encontraba en tu locura,
cien sonetos, una canción y la destrucción insumisa.
te enojabas y volvías a sonreír, te enojabas sonriéndo;
pequeña salvavidas anarquista, corazón rebelde, tierna;
no tenías por qué ponerte celosa, Stella,
yo no miraba al paisaje; era tu reflejo en el cristal.
decías que no valía la pena, pero la pena ahora me envenena;
me enveneno y vuelvo a soñar despierto, lo siento.
Stella, tu nombre empieza con "V" y termina con fuego.
cómo me gustaría poder decirte adiós,
y que sientas a una pequeña araña susurrarte un hasta luego,
desearte que te vaya bien en tu vuelo y en todo lo demás.
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