sábado, 19 de abril de 2008

Rendijas en la triangulación

El triangulo a punto de rebalsar
El humo invitándome a vomitar
¿Y tu?
Cruel cinturón de aquel helado acero
Picazón en las marcas rojas
El cuarto se llenó de polillas
La pequeña abertura solo las llama a entrar
Muero entre aleteos intermitentes
Quedo ciego entre escarcha incandescente
Mudo de piel con tu masturbación
¿Qué sucedió después?
La monja se embarazó
Sus cabellos ocultaron tus ojos vidriosos
Y me enamoré de tí
Y me acerqué cual hábito recién comprado
Sólo nos queda permanecer quietos
Pues se gangrenaron los pies
Acostúmbrate a este calor
Pues nos espera algo peor

1 comentario:

farfalla-zingara dijo...

estoy revisando!
me encanto!
gracias Diego!