martes, 13 de noviembre de 2007

Tras el telón

Como unos descarados nos deslizamos tras el telón.
Solo destilábamos pasión y tu mano helada rozando mi piel tan sólo me incentivaba a intentar acalorarte más.
Creo que todo lo hice mal, simplemente fui un aprendiz entre tus experimentadas extremidades.

Lentamente acercaste tu increíble boca hacia mi sonrojada oreja y pronunciaste esas palabras.
Fue como si hubieses lanzado el vaso del helado whisky que te compré hace unas horas sobre mi lascivo cuerpo.
Dijiste:
Lo nuestro fue como un cigarro apunto de consumirse entre mis dedos. Sentía una extraña tibieza, pero ahora tengo que desecharte, ya no me das placer.

Tan sólo atiné a soltar mis manos del que según tú era tu mejor vestido, aquel que ya te lo había quitado antes.
En medio de mi ebriedad y en el principio de mi locura traté darte un beso, intenté hacerte cambiar de parecer.
Fue en vano, cogiste tu bolso y te marchaste de mi vida para siempre.
Yo me quede solo tras el telón, cogí un cigarro, pero creo que no volveré a fumar.

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